Tópicos bodegueros para triunfar hoy en el mundo del vino

14 septiembre 2023

Constantemente se renuevan los argumentarios marketinianos a fin de adaptar el discurso de las bodegas a las nuevas olas o tendencias elaboradoras. Generalmente estas tendencias vienen marcadas por unos pocos elaboradores que descubren sus argumentos sin boato, con total humildad, y con una calidad que avala el trabajo de subyace detrás de cada uno de los argumentos expuestos.

Siempre ha existido la duda entre si lo que dice un bodeguero es puro marketing o es una verdad absoluta y una forma de vida dentro de su trabajo. Lógicamente lo interesante es lo segundo y nuestra labor discernir la parte real de la parte imaginaria.

Cuando la enología era todo

Aunque ahora nos pueda parecer increíble hace nada el argumento del vino de calidad giraba en torno a la crianza. Vinos con maderas nuevas, muy francesas y con tostados más marcados que el moreno de Christine Lagarde. Había incluso quienes apostaban por un 200% de madera nueva. En el ambiente de entonces ya deambulaba el aroma de la bodega, marcando el camino argumentario de los siguientes pasos que habría que dar, la época del interior de bodega. Llegamos al momento de los enólogos estrella. Enólogos, sí. Nos dieron a conocer la figura del Flying Winemaker, un rockstar de la enología que viaja por el mundo asesorando a bodegas, algo muy “top” en aquel momento.

Se exprimía al máximo el nombre y apellido del elaborador y se hacía mucha incidencia en los métodos de elaboración, procesos que quedaban bien marcados en los vinos.

Conciencia ecológica y los naturales procesos del vino

El cambio climático, la sequía y un desolador panorama de futuro empezaron a inclinar la balanza hacia la ecología y a buscar los procesos más naturales y menos intervencionistas posibles. Llegaba el Big Bang de los vinos naturales, dispuestos a tirar por tierra todo vino que no siguiese sus preceptos éticos librepensadores. Vivimos entonces una pequeña caza de brujas hacia los vinos convencionales, llegando a alabarse algunos defectos del vino por el hecho de ser un proceso natural. Por suerte este fenómeno se fue depurando y empezó a gobernar la cordura gracias a los auténticos maestros del vino natural, tan poco dados al defecto como cualquier otro elaborador. 

Los naturales procesos del vino

En este apogeo de lo orgánico, natural y poco intervencionista se incidía en la protección al planeta, la Pacha Mama lo necesitaba, el consumidor lo reclamaba y los bodegueros se adaptaban y se sumaban al discurso, o se sumaban al discurso sin adaptarse. La ecología atrajo la mirada a la tierra, haciendo que el foco de atención pasase del Sálvame Deluxe de la enología al Planeta Tierra de la viticultura.

Mirar al interior del suelo

Ahora, los puntos a explorar son otros. La mirada viticultora va ahora hacia lo que se ve, la planta y sus cuidados, y hacia lo que no se ve, el suelo y su microbiología. Ya no hablamos de enólogos sino de viticultores, muchos de los cuales tienen milagrosamente manos de papel pese al duro oficio viticultor. Los caballos y burros son ahora los tractores del futuro, aunque rara vez los veamos cuando viajamos con nuestros coches por carreteras secundarias. Las explicaciones de los vinos giran en torno a complejos compuestos minerales que no sabemos exactamente qué hacen en el vino pero que suponemos lo harán más premium si cabe. La imagen de producto local, de pueblo, de la tierra va acompañada de un discurso de Slow Food y el vino se cubre con cera, porque la cera hoy es lo más, sin importar si el vino ha de cerrarse favoreciendo más o menos su microxigenación. Elementos como cuerdas, lacres, tipografías ilustradas de dibujos serpenteantes nos trasladan a la manualidad del vino, incluso cuando se trata de producciones masivas e industriales.

Uva local, la autarquía del viñedo

Hoy día pocos se plantean hacer gala de variedades que no sean locales. Ya no escuchamos hablar de las bondades de las nobles uvas francesas, que por cierto, siguen estando ahí presentes en algunos de nuestros viñedos. Aceptamos que muchas de ellas no deberían haber estado tan masificadas, pero pensar en todas ellas como un estigma enológico es otro de los errores del siglo XXI, siempre tan proclive a los extremos y tan poco dado a habitar las tierras medias.

Poner el foco en los abuelos del lugar

No hemos mencionado la importancia de los abuelos en el mundo del vino. Todo productor que se precie ha de alabar a sus antepasados y su forma de trabajar. En este discurso de obvia que muchos de estos abuelos, trabajadores incansables del campo, ceñían su trabajo simplemente en la producción para consumo propio, de uva y vino, o en la producción de muchos kilos de uva que tuvieran color y grado, no por el afán de la búsqueda de calidad de hoy día.

Esta es la caricatura del mensaje que triunfa hoy día en el sector del vino. Estas caricaturas se basan en mensajes reales hechos por personas reales, que hacen vino que realmente sí tienen en cuenta todas estas premisas. Sin embargo la picaresca está ahí, y no es oro todo lo que reluce.  

    Escrito por Javier Luengo, director editorial de Peñín